VIDA Y VISIÓN DEL MUNDO DE LOS SEGUROS

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Nos recibió con una gran sonrisa. Su andar era lento pero firme y fuerte aún. En cada rincón del pasillo orgulloso mostraba y platicaba brevemente acerca de sus recuerdos, reconocimientos, sus trofeos, pedazos de historia que testimonian su largo recorrido por la industria del seguro. Ése es Erich Vogt , un hombre nacido en México, hijo de padres alemanes y que desde los 17 años trabaja en el sector asegurador de este país.

Antes de ingresar a la sala de juntas donde se realizaría la entrevista, una parada previa: presentó a su socio, Víctor Alonso, y a su hija, Elisabeth Vogt de Weber, que actualmente se desempeña como administradora de Protección Dinámica, empresa que encabeza Erich Vogt, a quienes les pidió que se sumaran a la reunión y compartieran con él la plática con EL ASEGURADOR.

Con sus anécdotas, Erich Vogt nos dejó ver que no solo esta industria, la de los seguros, le ha dado satisfacciones. Él es un apasionado del softball. Comentó que, como jugador, la ilusión de su vida fue hacer equipo con los Cachorros de El Colegio Alemán, grupo en el que jugaba su hermano Kurt Vogt; y, aunque ese sueño se hizo realidad, no fue del todo como lo había previsto, ya que jugó poco. Gran parte de su estadía con los Cachorros lo pasó en la banca. Por cierto, agregó, el entonces dueño del equipo era Mario Vela, padre de Mario Vela Berrondo, actual presidente de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS).

En 1957, Erich Vogt era miembro de los Gigantes, y disputaron el Campeonato Nacional en la ciudad de Torreón (justamente en contra de los Cachorros). En esa ocasión ganaron el campeonato de liga del Deportivo Chapultepec. Pero en relación con esa experiencia, refiere, considera que los aprendizajes deportivos, la formación y exigencia de sus padres se convirtieron en los escalones que lo moldearon para forjar una carrera exitosa en la industria de los seguros.

Entrando en materia, Erich Vogt fue, entre otras cosas, el primer presidente de Personas Morales de la Asociación Mexicana de Agentes de Seguros y Fianzas (Amasfac), de 1986 a1988. A los 17 años tuvo su primer contacto con la industria del seguro gracias a un tío que lo invitó al sector. Su tarea consistía en atender los choques de autos y darle servicio al cliente.

Inició su carrera en la industria aseguradora en 1955, con la entonces Unión de Seguros. Intermediaba el seguro de Automóviles, pero rápidamente comenzó a comercializar otros ramos. Su formación académica como contador le facilitó también combinar la venta de seguros con otras actividades, entre ellas la relacionada con la auditoría y contabilidad, para cerca de 18 empresas.

A lo largo de su amplia trayectoria, Erich Vogt se percató muy bien de que el factor que marca la diferencia entre un intermediario que abraza sólidamente esta actividad y otro que deserta rápidamente estriba en su capacidad de ser humilde y abierto ante los desafíos cotidianos de la profesión y en su entrega para servir al cliente.

El tema de la humildad, agregó Vogt, lo aprendió de su padre, quien tenía una joyería y atendía a la gente con mucho esmero e interés, independientemente que de ese acercamiento se desprendiera o no una venta. “Ese ejemplo (era la época en que intermediaba el seguro de Automóviles) me sirvió mucho y lo apliqué. Me abrió puertas”, apuntó.

“Imagina el efecto que tenía que, por el servicio e interés que le ponía al siniestro del auto del hijo del señor Fulano de Tal, dueño o director de equis empresa, me ganaba su confianza y la posibilidad de conocer más de cerca la operación de las plantas y empresas y así sugerirles seguros de gran utilidad para su operación”.

Su paso por la Amasfac ¿cómo fue?

Me tocó estar muy activo en el Consejo Directivo Nacional de la Amasfac en los cuatro años en los que se planteó la reestructuración de la asociación. Luciano Grobet (q.e.p.d.) fungía como presidente. Él fue una personalidad que dedicó mucho tiempo a esta profesión, y como todo ser humano, con grandes virtudes y enormes defectos, pero al final hay que reconocer que, pese a todo, logró mantener a la asociación.

En aquella época, la asociación era un desastre. No funcionaba nada. Hicimos algunas propuestas y Alfredo Macías, colega cercano a Luciano, las miró con buenos ojos. En el momento en que comprendieron mi propuesta, que consistía en que hiciéramos definitivamente a un lado las desavenencias entre corredores y agentes, la relación funcionó de maravilla. En esencia, yo advertía que esos desacuerdos entre tales figuras impedían enfocarnos hacia un objetivo específico que nos llevara a mejorar las condiciones de los agentes de seguros.

Esto permitió que nos moviéramos gremialmente para estructurar y estabilizar a la Amasfac, ¡y lo logramos! La asociación es muy diferente ahora. Trabaja bien, aunque siempre cabe la oportunidad de que camine aún mejor, lo que implica que, como en aquel momento, nuevas generaciones estén abiertas al cambio para que la Amasfac se desarrolle todavía más.

Cuando terminé mi periodo como primer presidente de Personas Morales de la Amasfac, me retiré. No quise influir en el pensamiento ni en el estilo de llevar la asociación de quienes estarían al frente del organismo. Lo hecho en la reestructuración en muchos sentidos fue importante. Los corredores en la actualidad están aportando más del 50 por ciento de las cuotas anuales para que la asociación subsista, contra los cientos de agentes que son personas individuales.

¿Qué bandera en este momento le podría dar a la Amasfac mayor cohesión y una presencia mucho más respetada en el mercado?

Es una pregunta muy difícil. Creo que la Amasfac ya entendió su rol en la industria, y me parece que la gente que hoy está en Amasfac, está tan revolucionada que me sorprende; pero después lo razono y digo: es que hacia allá vamos. De hecho, ya ha habido cambios estructurales y en administración. Es otro perfil de los que hoy integran la asociación. Las cosas han cambiado. Hay mucha actividad vía electrónica que facilita una relación que va más allá de la que pueden tener de manera directa los socios de Amasfac.

Amasfac ha entendido ya esto y muchas cosas más. Por ejemplo, el papel que le toca jugar como integrante del centro de valuación que conjuntamente coordinan la AMIS y la Asociación Mexicana de Garantías (Amig). Amasfac está cumpliendo con su objetivo. Hubo un tiempo en el que tenía que demostrar su presencia en provincia; hoy la representación de este organismo no ha bajado de 30 secciones en el interior del país.

Recordemos que Amasfac es un organismo en el cual se desarrolla mucho trabajo de manera voluntaria. Van y vienen personas con ideas y visión muy particulares, y con diversos ritmos de trabajo. Desde mi perspectiva, la modernización en la Amasfac debe implicar mantener ese lazo sencillo con la gente de provincia, que no está tan revolucionada como nosotros, que ve las cosas de otra manera, y hay que entender eso.

De igual forma, dijo, si queremos llevar a las secciones del interior de la república de manera apresurada hacia la modernidad, se pueden complicar las cosas. Necesitamos hoy en Amasfac personas que sepan entender a la gente y que la orienten y acompañen en ese proceso.

¿Cómo ha percibido Erich Vogt la evolución del mercado asegurador durante el tiempo que le ha dedicado a este negocio?

He visto diferentes momentos: desde la estatización de la industria aseguradora, hasta nuevamente la reprivatización de todo esto. Pasaron de la mexicanización a la internacionalización, con sus respectivas adaptaciones y regulaciones. Pero todo ello aun cuando son movimientos que no se pueden detener, sí podría decir que lo que no ha cambiado es la filosofía del seguro. Las compañías de seguros han evolucionado en cuanto a sus dueños, pero en su esencia me atrevería a decir que siguen estando igualitas que antes.

Y, hablando de la esencia, los agentes de seguros por eso somos valiosos: las compañías de seguros no han evolucionado demasiado en cuanto a apostar por ofrecer sus servicios a través de los agentes de seguros, porque somos un elemento que ayuda mucho al desarrollo de la industria y al asesoramiento para la sociedad en materia de seguros. Es por eso por lo que considero que las aseguradoras pueden cambiar de dueño, pero no cambian de filosofía en cuanto a la razón de ser del seguro en la sociedad.

Ante el nuevo marco regulatorio presente y pasado, las compañías han tenido muchos cambios de personal; en ocasiones se fusionan, pero al final la dinámica de cómo trabajan refrenda el compromiso para con los agentes, y eso nos da la oportunidad de seguir existiendo como compañías de seguros, porque valoran que los asesores de seguros somos los que le damos el servicio al cliente, le explicamos las coberturas, perseguimos que no les quiten coberturas ni beneficios que ya les tenían otorgadas, etcétera.

¿Qué sigue?

Dios me ha concedido la enorme bendición de trabajar con mis hijos. Sigue entrenar a la tercera generación para que entren a los negocios. Dios me dé licencia de ver, apoyar y hacer que esto crezca para que los hijos de mis hijos, mis nietos, tomen la estafeta y sigan haciendo algo por el negocio y por esta industria.

Tenemos la fortuna de haber hecho hasta ahora las cosas bien y de manejarnos con una mente honesta, en medio de un ambiente que se puede prestar a muchas porquerías entre los colegas y las compañías; pero no nos hemos prestado a ello, y tenemos la capacidad y transparencia de levantar el pecho y decir con orgullo que hemos actuado correctamente.

El gran reto es conseguir que cada vez más mexicanos tengan conciencia de lo maravilloso que es y de la utilidad que tiene el estar asegurado. Al interior sigue continuar trabajando con base en los principios y filosofía adquirida por tantos años. La transparencia de esta organización nos permite que, si el día de mañana alguno de los directivos falta, no pasará nada, porque todo ha sido, es y será transparente, dentro y fuera.

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