AUMENTO EN ESPERANZA DE VIDA OBLIGA A REPLANTEAR EDAD DE RETIRO

Cada vez serán más los habitantes de este planeta que superarán el siglo de vida. Tan solo en México viven 18,475 personas de  más de una centuria y, de acuerdo con las proyecciones más recientes, se aproximará a esa edad un número considerable de individuos en los próximos 30  años, situación que pone en graves aprietos a los gobiernos y a las personas, ya que, ante tal expectativa de vida y si además existen buenas condiciones de salud, es fundamental reconsiderar  en qué momento de la existencia sería realmente conveniente ejercer el retiro de la actividad laboral.

Lo anterior es parte del panorama esbozado por Luis Hernández Lezama, director de la Fundación Mexicana para la Salud (Funsalud), al exponer su plática Determinantes del estado de salud al retiro, durante su participación en el Seminario Retiro y Salud 2019. Ahí el ponente agregó     que tal ponderación se vuelve aún más apremiante cuando se sabe que a escala global la población humana  ya rebasó los 7,000 millones de habitantes, cifra que se podría duplicar en los próximos 100 años, lo cual sería catastrófico.

La población mundial crece a razón de 224,000  personas por día. Las proyecciones más recientes relacionadas con la esperanza de vida señalan que aquellas personas que hoy tienen 65 años poseen un elevado índice de probabilidad de vivir alrededor de 85 años. En síntesis, las sociedades tendrán cada vez más tiempo de vida  y, por añadidura, serán capaces de continuar activas laboralmente; es por eso por lo que ya no es un factor determinar el retiro ni la edad ni las semanas cotizadas, indicó el director de Funsalud.   

Lo mejor, lo más deseable para   este universo de personas que tendrán más tiempo de vida, señaló Hernández Lezama,  es que ese último tramo de su existencia lo pasen en las mejores condiciones, y para ello existe una vacuna:  adoptar hábitos de vida saludable y programar la mente para llegar a ese momento. “Pensemos en que vamos a vivir 100 años. Reflexionemos qué necesitamos hacer para lograrlo y tomemos las decisiones y acciones adecuadas”, precisó.

Otro dato interesante ofrecido por   Hernández Lezama es que la expectativa de vida de las personas aumenta o disminuye  conforme se estabiliza el ingreso per cápita, lo que significa que, cuanto mejores sean los recursos económicos de    la sociedad, mayores posibilidades habrá de mantener un nivel de vida saludable; obviamente, la situación contraria repercute gravemente  en la proliferación de enfermedades ligadas a la mala alimentación.

No es coincidencia que los resultados del análisis de las consecuencias de la mortalidad detectados  en 195 países mostraran que la causa principal de decesos se encuentra en las malas decisiones en la forma de comer. Esto quiere decir,  subrayó el expositor, que “comer mal mata”. Por ello, si queremos desarrollar sociedades saludables, los gobiernos de los países, en coordinación con la iniciativa privada, deben darse a la tarea de crear esquemas de remuneración y de ahorro para la jubilación que coadyuven a revertir esa tendencia.

El director  de Funsalud indicó que actualmente existe la tendencia a  aumentar la inversión en hospitales, lo cual es bueno porque, cuando hay prevención, hay ahorro; y, por consiguiente, se generan las condiciones para una   calidad de vida mejor, concluyó.

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