¿Por qué la caída del crudo no ayudó?

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La caída en el precio del petróleo supuestamente debía dar un fuerte impulso a la economía mundial, pero eso no pasó. Maurice Obstfeld, con quien escribí hace mucho un libro de texto y economista en jefe actualmente del Fondo Monetario Internacional (FMI), presentó recientemente un argumento interesante sobre la causa: tiene que ver con el límite inferior cero. Precios más bajos del petróleo llevaron a una caída en las expectativas de inflación y, dado que las tasas de interés no pueden caer más, las tasas reales aumentan, afectando a la economía.

Soy escéptico con respecto a este argumento, pese a que estoy muy a favor de reconsiderar nuestros supuestos normales cuando una economía llega al límite inferior cero.

Primero, a priori: la caída en el precio del petróleo no debería afectar las expectativas sobre la tasa de inflación de los productos y servicios no petroleros (o al menos no es obvio que debieran resultar afectadas), y esa es la tasa de inflación que supuestamente debe importar para la inversión. De todas formas, podría argumentarse que el petróleo de hecho está impulsando esas expectativas, independientemente de si deba o no hacerlo.

Pero, yo plantearía otro punto: incluso usando las expectativas del mercado, las tasas de interés reales (las ajustadas a inflación) de hecho han bajado, no aumentado, de cara a la reducción en el precio del petróleo. ¿Cómo puede ser, dado el límite inferior cero?

Todo tiene que ver con la estructura temporal. Las tasas de interés de largo plazo no son iguales a cero, aunque al menos de cierta forma se apoyan en el piso de las tasas de corto plazo. Y resulta ser que durante la reciente crisis petrolera las tasas de interés a largo plazo cayeron lo suficiente para más que compensar la caída en la inflación esperada.

Por supuesto, el Sr. Obstfeld podría tener razón. Pero supongo que el origen de la decepción por el precio del petróleo se origina menos en los canales expectativos que en dos hechos: el petróleo actualmente es un gran motor de inversión, vía esquisto; y los exportadores de petróleo de hecho tienen restricciones de efectivo en estos días, con una propensión marginal a gastar discutiblemente más alta que la de los consumidores de petróleo.

NO ES MOMENTO PARA CREDIBILIDAD
Aquí estamos con tasas de interés reales cercanas a cero para los bonos gubernamentales estadounidense a largo plazo; con una desesperada necesidad de inversión en infraestructura; con fuertes motivos para creer que el gasto deficitario bajo el contexto actual mejoraría el panorama fiscal de largo plazo, porque la carga de los intereses sería muy baja y porque el mayor crecimiento generaría ingresos futuros.

Además, la revista Time decide que es buen momento para dedicar su portada del 25 de abril a profecías calamitosas sobre la amenazante insolvencia de Estados Unidos.

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