Estos son los obstáculos para las nuevas refinerías de AMLO

Andrés Manuel López Obrador prometió construir dos refinerías en nuestro país como parte de su estrategia de autosuficiencia energética. Tras haber ganado la elección presidencial, el político tabasqueño compartirá en un mes los detalles del proyecto.

Su intención es romper con la dependencia energética de las importaciones y reactivar la producción nacional, actualmente por debajo de 50% de su capacidad. Esto se traduce en que seis de cada 10 litros que se venden en el país provienen del extranjero, Estados Unidos, principalmente. Las megaobras serían un intento por disminuir los costos de los combustibles en nuestro país, estrechamente vinculados a la inflación nacional.

El cerebro energético del virtual presidente, Rocío Nahle, adelantó que las refinerías costarían 6,000 millones de dólares (mdd) y tardarían tres años en su construcción, pero analistas consultados por Forbes México consideran poco realistas estas metas. Te explicamos sus principales obstáculos a continuación.

 

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1. Poco tiempo 

Con las condiciones ideales, por ejemplo que México contara con la mejor flota de construcción líder del mundo, el proyecto avanzaría considerablemente, pero la futura administración posiblemente no llegue a inaugurar los proyectos en terrenos de Atasta, Campeche y Dos Bocas en Paraíso, Tabasco.

“Esperamos un tiempo de construcción de entre 5 y 6 años para un proyecto de este estilo en el que todo funcione adecuadamente. En el mejor de los casos, si se anuncia el plan de refinerías, prevemos que inicie operaciones hasta 2023 o 2024”, estima en entrevista, Ixchel Castro, analista energética de la consultora Wood Mackenzie.

Además, la Reforma Energética estableció que este de proyectos requieren licencia social y ambiental

“A menos de que se quieran brincar eso, las licencias tardan al menos 18 meses. Ni siquiera han perforado tierra. Tan solo la licencia, si se hiciera lo más eficientemente posible,tomaría dos años antes de que pongas la primera piedra”, coincide Gonzalo Monroy, director general de la consultoría energética GMEC..

 

2. Costos

Para Castro, el desembolso estimado de las refinerías por el equipo de López Obrador parece conservador.

“Estimamos que supere el costo, sencillamente porque los precios de construcción en América Latina son más altos, además hay que considerar los retrasos, que incrementaría el costo de operación”, advierte la analista.

Un factor adicional serían losaranceles de Trump al aluminio y acero, para una refinería con capacidad de 150,000 barriles como la de Salamanca, estima Monroy, esenciales para la refinación, el costo podría dispararse hasta 12,000 millones de dólares (mdd). Si se construye una con capacidad para 300,000 barriles, más grande que la de Salina Cruz, la cifra llegaría hasta 16,000 mdd.

“Es casi el triple de lo que habían presupuestado”.

 

3. Baja producción

Otro punto clave es la producción de petróleo. Con el declive del megayacimiento Cantarell, Pemex ha enfrentado múltiples problemas para mantener su producción alrededor de los 2 millones de barriles de crudo diarios.

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“Si el gobierno de López Obrador planea que Pemex haga todo a su ritmo, el panorama no es muy halagüeño: la producción va a ir a la baja, y si no puedes garantizar esa producción de largo plazo para estas refinerías, tienes un problema bastante grave”, según Monroy.

Aunque con la reforma fiscal el gobierno redujo la dependencia con los ingresos petroleros, estos aún aportan cerca de 15% del presupuesto.

“Si nuestro país deja de exportar crudo para meterlo a las refinerías, es todavía más grave porque entraría en un problema de finanzas públicas donde Carlos Urzúa y Alfonso Romo van a poner el grito en el cielo”, agrega el analista.

Además, Pemex ya tiene comprometido un volumen de crudo para sus complejos refinadores, por lo que tendría que importar 200,000 barriles diarios de crudo aproximadamente para tener suficiente energético en las nuevas refinerías.

“Lo que estaría haciendo es sustituir la importación de gasolinas por crudo”, dice Castro.

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¿Y la modernización de las existentes?

La idea de nuevas refinerías no es nueva. El gobierno panista de Calderón planteó la construcción de la Refinería Bicentenario en Tula, hasta que fue cancelada en 2014 por el gobierno priista.

Aunque la Secretaría de Energía (Sener) reconoció en sus perspectivas energéticas que se necesitaba una capacidad adicional de refinación por 275,000 barriles de combustibles en el corto y mediano plazo, se enfocó en la reconfiguración y modernización de las existentes.

La última que se construyó fue Salina Cruz en 1977, dos años antes de que arrancara la explotación de Cantarell y toda la sonda del Golfo. Desde entonces, no se pensó en la reconfiguración de refinerías comenzó hasta 1998, cuando la empresa comenzó a obtener más petróleo crudo pesado, mientras que su infraestructura estaba diseñada para petróleo ligero.

Esta situación  ha puesto de cabeza el Sistema Nacional de Refinación, además de los paros no programados tras fenómenos naturales como el huracán Harvey y los sismos de septiembre de 2017.

“Pemex está en una situación complicada y apremiante, con una producción que va a la baja, con reservas petroleras a la mitad de hace seis años, y con prospectos que no son tan prometedores y halagueños que nos hagan saltar de gusto. Si queremos regresar a las glorias pasadas donde la petrolera lo podía todo, es un escenario que ya no se sostiene. No le va dar el tiempo ni el dinero”, agrega Monroy.

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